miércoles, 2 de mayo de 2007

Marcha 1 de mayo

2 mayo 2007.- Una multitudinaria y entusiasta manifestación popular convocó la Central Unitaria de Trabajadores en la capital para conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores.

Organizaciones sociales y sindicales junto a gremios, partidos políticos y movimientos sociales participaron en la marcha que partió desde el frontis de la Universidad de Santiago por Alameda hasta la Avenida Brasil.

Hacia el mediodía, en el escenario levantado de espaldas al oriente por la calzada norte de la Alameda, se presentó primeros el grupo Amaru con la dirección de Max Berrú. Seguidamente subieron al estrado los invitados, entre ellos los ministros de la Secretaría General de la Presidencia, José Antonio Viera Gallo y del Trabajo, Osvaldo Andrada, junto al subsecretario de la cartera, Zarko Luksic.

También estuvieron presentes, El presidente y el secretario general del PC, Guillermo Teillier y Lautaro Carmona, el presidente de la Izquierda Cristiana, Manuel Jacques; Raúl de la Puente, presidente de la ANEF, Esteban Maturana, de Confusam; Jaime Gajardo del Colegio de Profesores y secretario general de la CUT y los parlamentarios Carlos Montes, Sergio Aguiló, Tucapel Jiménez, entre otros.

La única intervención política estuvo a cargo del Presidente de la CUT, Arturo Martínez, quien destacó en parte:

“Si la actual composición del Parlamento no permite profundizar la democracia, se debe consultar al pueblo. Ya lo han hecho Venezuela, Bolivia y Ecuador llamando a un referéndum. Y pedimos al gobierno se haga cargo de la voluntad popular y convoque a un plebiscito, que aún no siendo vinculante, entregue una señal moral y ética para quienes obstaculizan el necesario proceso democrático. Estamos seguros que la inmensa mayoría de los chilenos votará por más democracia y más justicia social”.

En otra parte de su alocución, afirmó:

“Para ello se requiere de una política de alianzas para darle un reimpulso a Chile, cambiando el eje del modelo de dominación. Llamamos a fortalecer los Parlamentos Sociales y Políticos en cada una de las ciudades del país para convertirlos en instancias de encuentros, debate y movilización. Para movilizarnos organizada y disciplinadamente por las tareas que Chile nos reclama. Con unidad, organización y movilización construiremos el Chile justo para todos y todas”.

También se refirió a las principales tareas del movimiento sindical chileno:

“Estamos en presencia de un fundamentalismo neoliberal que considera a los individuos libres e iguales, mientras que la única libertad que tienen es cómo se empobrecen, dejándose explotar por la necesidad de sobrevivir. El Estado chileno se ha reducido y se ha alejado de su responsabilidad social, convirtiéndose en el promotor de políticas para los poderosos, mientras la gente se ve amenazada y endeudada, sometida al consumo que los hace perder su libertad.

Los servicios esenciales como el agua, la electricidad, la salud, la educación y la seguridad social son de un alto costo y se convirtieron en un negocio para los privados. El transporte público, entregado también a los privados, se ha transformado en un grave problema para los usuarios, agravando la calidad de vida de los habitantes de Santiago. El transporte público es un servicio esencial que el estado debe entregar a los chilenos en forma rápida, segura y a un costo razonable. Demandamos una empresa de transporte público sin afán de lucro.

La modernidad y las políticas públicas deben orientarse a los hombres y mujeres de trabajo y los sectores medios, porque son estos los que construyen el país. Queremos un gobierno preocupado de la dimensión social y no de dar garantías a los ricos.

La ausencia de una adecuada legislación laboral permite el autoritarismo. Y la falta de derechos permite el trato abusivo, la explotación y la pérdida de la libertad. Permite también la persecución sindical, fomenta las injusticias y el sometimiento de las personas. Queremos una justicia laboral rápida y oportuna, con más juzgados del trabajo, más jueces especializados y con defensoría pública laboral gratuita para los trabajadores.

Demandamos negociación colectiva sectorial y para los sindicatos interempresas, que fijen los pisos para la negociación en la empresa. Demandamos de una vez poner fin al descuelgue y al reemplazo de la huelga. Si no hay negociación colectiva seguirá concentrándose la riqueza en pocas manos, generando más desigualdad y empobreciendo a los trabajadores.

Demandamos un seguro de desempleo que permita a quienes pierdan su trabajo seguir viviendo con dignidad, cubriendo sus necesidades básicas. Demandamos poner fin a los contratos y honorarios de los trabajadores públicos y una negociación colectiva con derecho a huelga para los funcionarios del Estado. Es tiempo de que el país se acuerde sus jubilados y se establezca un reajuste general de pensión a todos los jubilados y montepiadas.

Más justicia social

Nuestras demandas laborales están ligadas a nuestras demandas sociales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las familias de los trabajadores.

Se trata de demandar una vivienda digna porque esta constituye un derecho humano básico. Reclamamos del Estado la responsabilidad de establecer normas sobre la calidad de la construcción y un adecuado financiamiento de la vivienda. Exigimos solución inmediata para los deudores habitacionales. Ningún dividendo debe exceder del 10% del ingreso familiar. Y la vivienda social debe dejar de ser un negocio para la banca.

La educación es la herramienta para avanzar en la igualdad social. Pero esta se ha convertido en un negocios para los sostenedores privados y en una promotora de la desigualdad. El país debe ser capaz de construir una Ley de Educación que permita avanzar en la igualdad de enseñanza para todos los hijos e hijas del pueblo, evitando que se vaya seleccionando a los alumnos porque ello genera una segregación odiosa. Chile tiene la oportunidad de darse una educación de calidad que apunte a la integración social y terminar con la educación al servicio del mercado. Se debe avanzar en una carrera profesional docente en la que el profesor recupere su estatus y sus derechos como maestro, terminar con los contratos por temporada y la inestabilidad laboral.

La reforma previsional es también una larga aspiración de los trabajadores. Después de muchos años se ha enviado al Parlamento un proyecto de ley. La CUT señala, una vez más, que somos contrarios a que las AFPs administren los fondos de los trabajadores. Se debe eliminar el cobro por la administración de los fondos. Y reafirmamos nuestro compromiso con una reforma que entregue pensiones dignas a los chilenos y chilenas para su vejez, La seguridad social no debe ser un negocio y debe ser el Estado el que se responsabilice de la administración del sistema.

Chile es el único país en el mundo en que los empleados no ponen un peso para la seguridad social. Se debe establecer un aporte empresarial porque son éstos los que obtienen utilidades con el trabajo. Se requiere de un pilar solidario que vaya en ayuda de todos aquellos que no logran tener una pensión equivalente al 70% de lo que están ganando al momento de jubilar”.

Posteriormente actuó el popular grupo musical Inti Illiamni (histórico).

La voz de la iglesia católica

Antes del mitin de la CUT en la Alameda, en la Catedral Metropolitana, el vicario de la pastoral social y de los trabajadores, Rodrigo Tupper, entregó una homilía a propósito del Día Internacional de los Trabajadores, en la que expresó en parte:

“Hoy es urgente multiplicar los mecanismos y energías para llegar a ser una sociedad más justa y solidaria. El “alma de Chile” y su gente conocen bien el significado de la solidaridad. Sin embargo, lo decimos con dolor, Chile es el tercer país con la peor distribución del ingreso en América Latina. Esta grave anomalía afecta a toda la sociedad y, obviamente, a los más pobres. Y ya sabemos que “los pobres no pueden esperar”, tampoco los trabajadores de nuestro país.

Chile ha crecido mucho en las últimas décadas, pero el crecimiento económico por sí solo no es suficiente para solucionar los problemas laborales. Esta realidad, sin embargo, no nos quita la vergüenza de vivir en un país al que aún le falta tanto para que haya una mayor equidad y una distribución más justa de los bienes.

La solidaridad hoy exige acortar las brechas y ponerse manos a la obra en muchos frentes. Uno de ellos se debate en estos días: el acceso, las oportunidades y la calidad en el campo de la educación.

La baja calidad y falta de equidad en los servicios sociales son un acuciante desafío, particularmente en la educación y también en la salud. Es otra brecha que debemos acortar. En ambos casos se ha logrado una cobertura muy amplia, sin embargo, la calidad de los servicios aún es insatisfactoria y son los más pobres quienes más las sufren.

Hay también otras realidades que nos interpelan, como el acceso a una vivienda digna y las deficiencias del transporte público. ¿Quiénes sufren principalmente las fallas y los errores? Lamentablemente, los pobres: los que no debieran esperar..

Trabajo decente

Los estudios nos señalan que en Chile hay fuertes formas de discriminación en el mercado laboral. Esto se agrava aún más cuando se trata de mujeres, jóvenes, minorías étnicas e inmigrantes. Una sociedad que se funda en el respeto irrestricto de la dignidad de cada persona no excluye, no margina; siempre incluye, siempre ofrece, siempre da oportunidades.

La solidaridad también se expresa en un trabajo digno, o lo que hoy se llama un “trabajo decente” y en la necesidad de disminuir la alta tasa de informalidad. El trabajo decente es un concepto con múltiples dimensiones, entre las que se incluye contar con adecuadas condiciones de trabajo, remuneraciones justas, estabilidad contractual, protección social para los trabajadores y un equilibrio entre el empleo y la vida familiar.

Nuestro país constituye para muchos un ejemplo en América Latina y hay razones para pensarlo. Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo denuncia que sólo un 32% de los trabajadores posee lo que se califica como un trabajo decente ¡Menos de un tercio de los hijos e hijas de Chile tiene un trabajo decente!

Hoy no sólo es necesario avanzar en materia de cobertura de empleo, sino también en calidad del mismo. No nos podemos quedar tranquilos si las condiciones de esos empleos son precarias. Este es un desafío ineludible para el desarrollo con justicia social y para una inserción internacional con rostro humano.

La solidaridad debe expresarse también con los adultos mayores. Por esta razón moramos con especial atención la discusión sobre la reforma al sistema de pensiones. Aquí hay una gran oportunidad para corregir algunas de las más profundas desigualdades de nuestro país. Es muy importante que las personas tengan ingresos más seguros durante la vejez, para así vivir dignamente. También lo es la situación de las mujeres y los trabajadores independientes porque son más vulnerables.

Sostener la reforma sobre la base de la solidaridad con nuestros mayores es un imperativo ineludible. Por eso, la protección frente al desempleo, frente a los problemas de salud y frente a la vejez, constituyen desafíos que debemos enfrentar con seriedad y responsabilidad.

El magisterio de la iglesia universal y nuestra iglesia chilena reconocen la función fundamental desarrollada por los sindicatos de trabajadores, cuya razón de ser consiste en el derecho de los trabajadores a formar asociaciones o uniones para defender los intereses vitales de la sociedad. Ahora bien, el contexto socioeconómico actual, caracterizado por procesos de globalización económico-financiera cada vez más vastos y más rápidos, requiere de la renovación de los sindicatos. En la actualidad los sindicatos están llamados a actuar en formas nuevas.

La solidaridad también debe expresarse en el fortalecimiento de los sindicatos como instrumentos para mejorar la producción y la calidad de vida de los trabajadores. Esta afirmación de la doctrina social de la iglesia no sólo debe ser entendida por el mundo de los trabajadores. Es fundamental que los empleadores entiendan al sindicato como un aliado en sus actividades productivas y no a un enemigo, como muchas veces es tratado.

En este contexto nos parece importante que se revise y discuta ampliamente las normativas que rigen el proceso de la negociación colectiva para convertirlas en un instrumento real de diálogo, en un clima de confianza, entre empleadores y trabajadores”, afirmó el vicario de la pastoral social y de los trabajadores Rodrigo Tupper, con ocasión del Primero de Mayo.

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